martes, 27 de marzo de 2012

Tiempos de Dictadura 2

Mi Abuelo Cap. José Rodrigo Guerra Cegarra
Táriba 20/02/1914 - Carcas 02/06/2010
Escribir sobre tiempos pasados, aunque no sean memorias propias, siempre es un ejercicio que requiere poco más que esfuerzos para poner cada anécdota o suceso en su orden debido, mas aun cuando tratamos de hacerlo mas como nota histórica que como recuerdo novelado.
Salvando mis fallas de memoria y haciendo un gran esfuerzo, de mi parte, sigo recordando esos grandes acontecimientos que marcaron la vida de mis abuelos y mi mamá, durante los días de la dictadura de marcos Pérez Jiménez.
Por esa época ( finales del los años 50’s), mi abuelo, piloto muy diestro, entrenado en la escuela militar de aviación para luego dedicar su vida a la aviación civil venezolana, de despeñaba como jefe de búsqueda y salvamente del Ministerio de Comunicaciones.
El régimen estaba en momentos críticos, ante un posible derrocamiento y cuestionado la fuerza de su líder y mas aún los métodos de sus subordinados, como aquel triste célebre Director de la Seguridad Nacional, Pedro Estrada.
Los militares de mayor jerarquía y el  alto gobierno deciden sacarlo del país para aliviar las tensiones en gran parte ocasionadas por los infames métodos ejercidos por este organismo, llevando a la muerte a varios líderes opositores
Recordaba mi abuela (Ñita, como siempre le dije y quien siempre era quien nos deleitaba con las historias) que un día por allá por enero del 58, llega una comisión a su casa y preguntando por mi abuelo, sin mediar palabra entran a buscarlo. Era muy temprano en la mañana y mi abuelo aun no estaba vestido para salir.
Le informan que tiene una “encomienda urgente” que entregar, para lo cual lo conminan a apurar el paso ante la orden: “se va con nosotros”
Mi abuelo, oriundo de Táriba, estado Táchira y andino mandón como todos los de la época, les dice que se pueden ir ellos solos poque él se va por su cuenta, que lo esperen en el aeropuerto. Ante el tono de mando, los mensajeros obedecen.
Ya vestido y aunque piloteaba muy buen no le gustaba manejar carro, le pide a mi abuela que lo lleve al aeródromo, que por aquella época quedaba muy cerca de su casa. Mi abuela acompañada siempre por mi mamá, cumple la orden y se acercan los tres hasta La Carlota, donde estaba el avión del ministerio
Sorpresa mayúscula cuando no solo alrededor del avión habían varios agentes armados del ejército, sino que al pié se encontraba el mismo Pedro Estrada
Lo primero que pide mi abuelo es el plan de vuelo, al propio Estrada, desconociendo que él no es el encargado, sino la propia encomienda.
Le sale al paso un funcionario que él no conoce y le dice “ese es el paquete que va a entregar” cumpla las órdenes que le daremos en vuelo y nada le pasará a su esposa e hija, que se encontraban dentro del carro apuntadas por armas de fuego en manos de delgadísimos soldados con cara más de susto que de otra cosa
Una vez despega el avión, es mi abuela quien retando nuevamente la autoridad, como cuando lo hiciera con los panfletos en el centro de Caracas, invita a los soldaditos a retirar sus armas porque ella se va para su casa: “cualquier cosa, ya ustedes saben donde vivo” y así arrancó su carro, no sin ver constantemente por el espejo retrovisor y hacia el cielo, rezando a cuando santo conocía para que todo terminara con bien.
Llegó a su casa, trancó su puerta y comenzó a rezar sin parar hasta que tuvo noticias de mi abuelo.

Tiempos de Dictadura

Recordando las historias que me contaba mi abuela del tiempo del dictador Marcos Pérez Jiménez, salvo el aparte de las macro obras que acometió y llevo a cabo, siempre me vienen a la memoria algunas en particular.
Recordaba mi abuela no con cierto dolor, a pesar del logro de su gestión , cuando preso uno de sus hermanos por el régimen (ya que era un ferviente opositor y militante del parido Acción Democrática) llego ella a la ya  legendaria Seguridad Nacional y la conducen a los calabozos, donde debía buscar a mi tío. Paso varias veces frente a él sin reconocerlo, buscándolo con desesperación, pensando que ya podía ser tarde para sacarlo de ahí. Al cabo de varios minutos, que le parecieron eternos, una voz débil proveniente de un cuerpo delgadísimo (mi tío siempre fue un hombre fuerte) y una barba de muchos días, reconoció por fin los ojos claros y su forma de decir Carmen Elena…Logró por fin sacarlo del país a un exilio muy doloroso (pero no carente de lucha) en México.
También me contaba como una vez transitando por Caracas con mi mamá adolecente en el carro con ella, la pararon en un puesto de control de los que había por toda la ciudad.
Cuenta que si bien mantenían a raya a los “malandros” la gente igual les tenía mucho miedo a los uniformados de la seguridad ciudadana. No sin culpa, mi atrevida abuela protestó al interrogatorio, que en términos agresivos, se llevaba a cabo. Cosas como: “¿pa´donde va la señora a estas horas? Y “¿el marido suyo la deja salir de su casa sola?” oyó de las bocas de los funcionarios. Ella en atrevida iniciativa, llevaba panfletos con mensajes anti gobierno, escondidos en un dispositivo debajo de su carro.
Con el miedo de ser descubierta, pero a sabiendas de que estos policías no sabían lo que portaba, los reta con todo el valor de cual siempre hizo gala y como respuesta les dice que su marido está trabajando, que es piloto, pero no es quien para decirle pa´donde va o que hace ( siempre muy adelantada a su época) así que “ ella va a seguir su camino”, a lo cual estos mal educados policía de la época la retan también con aplicarle la “ley de fuga” si ella avanza.
A riesgo de, mi abuela hace que mi mama se esconda en el piso del carro y les responde “háganlo si se atreven”…
 Gracias a Dios no se atrevieron... pero esta ley de fuga, permitía a los policías, militares y seguridad nacional disparar contra quien no obedeciera una voz de alto.
Tal vez fue la mano de Dios, pero nadie se salvaba por aquello días si se le amenazaba con la aplicación de  esta ley, que no solo era para delincuentes sino que cualquier ciudadano podía, en tiempos de dictadura, perder la vida bajo la aplicación de la mencionada ley
¿Cuál es la diferencia entre esos sucesos en los años de Pérez Jiménez, dictador sin cuestionamientos, y la muerto de la hija del cónsul de Chile en Maracaibo, quien pierde la vida de manos de funcionarios policiales solo, porque el carro en el que viajaba no se detuvo ante un semáforo en rojo? A pocos metros de su casa, una noche cualquiera...
Los ciudadanos en Venezuela, ya viven con tanto temor a la delincuencia que ni siquiera se detienen ante una luz roja en la noche ante el temor de ser interceptados por maleantes que estén a la espera de la oportunidad. Esta es una realidad...
Y ustedes me dirán si  no es un delito no detenerse, pues si, pero ¿quién no quiere resguardar su vida primero? En este caso esto no sucedió.

sábado, 3 de marzo de 2012

Está enfermo...

Desde que fuera anunciada la “lesión”, término que el mismo presidente Chávez usó para referirse al motivo de sus nuevas consultas médicas, nada más se ha dicho, se ha sabido o se ha escuchado de  forma oficial.
El hermetismo oficial es absoluto. Se supo de su partida de Venezuela y de su posterior arribo a Cuba, con la promesa  (siempre incumplidas por supuesto) de dar partes médicos de su enfermedad a través de la Ministra de Salud Venezolana. Hasta ahora nada en lo absoluto.
Si bien es cierto, como otras veces he dicho, que la salud de una persona es algo muy personal, cuando esta persona afecta a tanta gente, su estado debe ser de dominio público.
 Mucha gente, afectos y detractores están a la espera de noticias y solo se escuchan mensajes de sus ministros y partidarios implorando por su salud.
Pero la verdad es que un país, sobre todo para un país que lleva 12 años detrás de una sola figura, es muy peligroso dejarlo acéfalo aunque por pocos días. Se dice que Chávez ha dejado instrucciones precisas para estos días de ausencia, pero cuánto se sabe de la duración de la misma?
En casos como el de esta enfermedad tan traicionera, como es el cáncer, las probabilidades y las estadísticas siempre son un azar, una predicción con esperanzas de acertarla.
Por eso es necesario saber y conocer para preparase en caso de regresar sano y salvo o para afrontar a un mandatario enfermo o en constantes recaídas, que aun en tal estado, insista en atornillarse a la silla presidencial
Sr presidente Chávez: mejórese, cúrese, por el bien suyo y de su familia y para que dé la lucha en las próximas elecciones y sienta y viva lo que es un país cansado, arruinado y cobrándole tantos desaciertos, abusos, expropiaciones, violencias y sectarismo.
Nunca en mi vida le he deseado mal a nadie y a usted por supuesto que tampoco. Hemos vivido en mi casa en otros tiempos con la enfermedad, mi papá murió de cáncer y eso, como ya una vez por aquí mismo se lo expresé, no se lo deseo a nadie.
Por eso le pido cúrese pero informe, el  país tiene derecho a saber, como tiene derecho a tantas cosas que usted le ha arrebatado, como la tranquilidad.
Quién sabe  si para el día que estas líneas se publiquen, tengamos alguna noticia cierta, pero la historia nos dice, que no alberguemos esperanzas en que eso suceda.
Por Venezuela, sigamos enfrascados en luchar por la unidad democrática, que recién estrenamos luego de tantos años de desaciertos, vamos por buen camino…

 
Powered by Blogger