jueves, 27 de noviembre de 2014

La retorcida lógica del gobierno venezolano

Parece inverosímil la retorcida lógica del gobierno venezolano.
A veces creo que el juego que están jugando con Venezuela es tan macabro que ni los propios personeros chavistas saben que la vorágine se lo comerá a ellos, vivitos.
Es así como para está navidad vemos reeditado el famoso “Dakaso”. Largas colas en la ya famosa tienda de electrodomésticos para adquirir productos importados por el gobiernos y así solucionar la escases que ellos mismos han producido, pero que se encargan de decir, con su enorme aparato comunicacional, que la culpa es de los industriales y la guerra económica, de los gringos, del imperio y demás otros  culpables que aparecen listados en las instrucciones que Fidel les da y que son muy precisas. Y lo peor es que sigue habiendo gente que se lo cree.
 Mientras tanto, decenas de cargueros con mercancía esperan en las costas venezolanas para desembarcar productos traídos de quien sabe dónde, comprados con los pocos dólares preferenciales que se adjudicaron a algunos “suertudos” pero están ahí fondeados esperando a que se venza la mercancía, como muchos de los alimentos, toneladas de ellos, que vencieron en los patios de varios puertos venezolanos sin que nadie hoy recuerde si hubo algún enjuiciado o castigado por ello.
La otra piedrita en el zapato sigue siendo Leopoldo López, quien, encarcelado injustamente y todo, ha aumentado su popularidad. Dicen los expertos que las opiniones en la cúpula chavista varían con respecto a qué hacer con este personaje. Unos piensan que de soltarlo dividirá a la oposición a tal punto que la fractura sería muy beneficiosa para el gobierno, otros temen convertirlo en un Chávez ¡jajajaj! Que salga tan fortalecido, como víctima de tantos abusos, manteniendo , como hasta ahora lo ha hecho, una dignidad inquebrantable, que su voz e ideas arrasen al régimen y que no puedan levantar cabeza, visto ya la muy escasa participación que en los comisión del PSUV prendieron las alarmas, a tal punto que nadie ha dado cifras de participación.
Y ¿que habrá pasado con la niñera del ministro Jaua?, quien hizo viaje en avión oficial de PDVSA a encontrarse con sus empleadores, cargando armas propiedad del ministro. El Gobierno de Brasil sigue esperando una explicación ya que por gran excusa este dijo que se iba en plan “oficial”  a reunirse con el grupo Movimientos sin Tierra, sin siquiera informar de esto al gobierno Brasilero. Y es que el Gobierno venezolano, ni a sus supuestos amigos, les ofrece una disculpa, explicación o expiación de las culpas de un funcionario que insiste iba en sus carácter de ministro violentando acuerdos internacionales para este tipo de visitas.
Es así como creyéndose ellos mismos sus cuentos los vemos muchas veces dando explicaciones sin sentido ante su medios de comunicación (ya que rara vez lo haces antes los que consideran enemigos del régimen).
¿Quién ganará la guerra económica de ellos contra ellos? ¿Soltaran a López y trataran de silenciarlo? ¿Responderán a la república Federativa de Brasil sobre el incidente del ministro?

Interrogantes que solo el tiempo responderá

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Otros también sufren a Venezuela

Ciertamente, hablar de Venezuela, sus problemas, la gran torta que ponen día a día sus gobernantes, el enorme despilfarro de las enormes riquezas de mi país que nunca logró “sembrar el petróleo” como diría alguna vez Uslar Pietri, es un ejercicio de catarsis personal al igual que un trabajo que me he impuesto para permanecer cerca de mi terruño, el que me vio nacer el que me crió, agradeciéndole la educación y los principios que en esa otra Venezuela, nos inculcaron. Principios de honestidad, a pesar de los deshonestos, de unión a pesar de los partidos políticos, de humanidad a pesar de las injusticias, que no solo se agravaron hoy en día sino que están llegando a formar parte de las alarmas de los organismos internacionales (que tampoco hacen mucho, como tampoco hacen los vecinos).
Hablo de “Mi Pais”, critico, denuncio, asumo posturas, como el derecho me permite, aunque la ley se vea tan violada últimamente, pero en la letra de la constitución dice que esos derechos son mi garantía. A todo el que veo le comento, a veces ni siquiera por iniciativa propia, sino que propios y extraños, venezolanos y colombianos, cubanos en el exilio, ecuatorianos de paso, chilenos residentes, ingleses desde la distancia y un largo etc. de nacionalidades, al solo verme o saber que soy venezolana no pueden aguatarse y preguntan sorprendidos por la escases, la inflación , las enormes colas para comprar alimentos, sobre todo esas personas que alguna vez conocieron  mi país o vivieron en él y yo por supuesto, y casi siempre a coro con otros venezolanos, damos nuestra versión pormenorizada de los hechos y nuestras experiencias y la de nuestros familiares.
Pero la cosa se pone amarga, cuando es otro quien habla o despotrica de mi país, no porque le quite razón (si yo misma me he encargado de abrirle los ojos a muchos) sino porque duele muchísimo.
 Aquellos que han tenido que viajar y ven con sus propios ojos las colas, o  a los que se les acabó el shampoo de su kit de viaje e intentaron comprar uno y hasta supusieron que lo iban a encontrar de su marca favorita o del tamaño que necesitaban. Aquellos que fueron maltratados en la frontera solo porque “son colombianos”, que les quitaron sus medicamentos (aunque abiertos los envases y era la dosis personal) porque era “tráfico ilegal”. Los que cuentan como del lado colombiano de la frontera de Paraguachón hay una oficina respetable con sillas y aire acondicionado para que cualquiera haga su cola decentemente para sellar su pasaporte u obtener su tarjeta de turismo, mientras que del lado venezolano apenas un pequeño techo cubre las cabezas, te pican los zancudos y  a los colombianos les niegan la tarjeta de turismo porque (y a pesar de los convenios) son obligados a viajar con pasaporte.
Los que tuvieron mejor suerte y pudieron llevar “acetaminofén” a sus familiares en Venezuela, vienen horrorizados de los que estos les cuentan y lo que en otras épocas hacían al llegar como paseaban por la ciudad, o salir de fiesta, hoy ya no lo pueden hacer porque sus familiares están “aterrorizados” con la criminalidad  que no respeta clases sociales. Nos confinamos al pequeño apartamento de mi primo “me decía un conocido”.

 Y hoy no soy yo quien les cuenta las realidades solo escribo lo que otros me relatan, sus experiencias, sus vivencias y sus angustias por los suyos que aún sobreviven en un país que otrora vieron como el paraíso, el escape y la salvación.

 
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