miércoles, 29 de octubre de 2014

Serra y la paramilicia venezolana

Hace un par de semanas he querido comentar acerca del vil asesinato del diputado del oficialismo venezolano Robert Serra, no porque tenga investigaciones alrededor del caso, mayores de las que ya han escrito en algunos diarios venezolanos, sino para comentar las acciones que alrededor de este crimen, se llevaron a cabo.
 Empezamos por el sincero repudio que el grupo amplio de la oposición venezolana hizo de este hecho, a lo que el flamante presidente de la Asamblea venezolana responde con displicencia que no quieren las condolencias de la oposición. Pero no solo este gesto revela, que de parte de los oficialistas no hay ni un ápice de apertura al resto del país (hoy en día más de la mitad de la población califica muy mal al gobierno), sino que en una intervención el propio Maduro se queja de no haber recibido señales de repudio de los opositores hacia el homicidio. Y a mí no me queda sino pensar que el que ejerce como presidente de todos los venezolanos no oye ni a los propios. Pero grave también la violación del secreto sumarial, cuando Maduro declara públicamente detalles que deberían estar reservados solo al expediente del caso. No se respeta ninguna ley ya en el país.
 Acusaciones van y vienen. Desde hampa común, crimen pasional hasta infiltración de la paramilicia colombiana, con nombres y todo del supuesto grupo que está operando en el país. Se acusa libremente. Se dan cifras de capturados, que entre los mismos personeros del gobierno, cambia según la necesidad de dramatismo que requiera la ocasión. Completamente irresponsable.
Es así, como a los muy pocos días, también ocurre un enfrentamiento entre cuerpos de seguridad y un “colectivo”, otro grupo armado amigo del gobierno, de los más influyentes se creía, y según declaraciones de su líder, muerto luego en el enfrentamiento, enemigos de Diosdado y del recientemente destituido general Ministro del Interior.
 Ahora, vuelve la puerca al río medirán ustedes mis amables lectores, un grupo, organizado, que se uniforma y está armado, con líneas de jerarquía entre sus miembros y no está adscrito a ningún cuerpo de seguridad del estado ¿qué es?, yo les respondo: Paramilitares, pero de los más criollitos venezolanos.
Resultado del enfrentamiento: la “destitución” negociada del Gral Rodriguez Torres, algunos movimientos de piezas en el gobierno, los CICPC (policía del servicio de investigaciones) presos y los muertos producto del enfrentamiento entre los que se encuentra el líder del grupo quién aparte de tener un sinnúmero de fotos con los altos jerarcas de la revolución, en poses muy amistosas, acusó he hizo responsable al propio Diosdado de “cualquier cosa” que le pudiera pasar.

Y esta semana para remate, la niñera de Jaua, otro ministro del gabinete, es sorprendida a su arribo a Brasil armada y con municiones para el arma que portaba (en suficiente cantidad) y con documentos que se supone son un plan para acabar con la oposición nacional e internacional. Broche de oro…

jueves, 16 de octubre de 2014

Bitacora de Viaje 2

es comentaba en la columna pasada de mi viaje a Caracas, relato que dejé a medias.
La continuación en si no tiene muchas variables, con algunos esfuerzos culminamos felizmente nuestro foro. Sustitutos de muchos que no pudieron llegar por falta de pasajes aéreos, pero no con menos conocimiento, nos sacaron adelante temas y propuestas.
Entre los diálogos y presentaciones más llamativas, se habló de la escasez, pero no solo en términos generales, sino, cómo se ve la escasez en el resto del país, donde los números son más alarmantes que en la capital. De cómo no sólo la falta de producción, sino de la misma infraestructura vial impide que, por ejemplo, la hermosa isla de Margarita sea surtida de los bienes más necesarios, y esos otros que si bien son superfluos, hacen que prospere el comercio en una región que es eminentemente turística y que no tiene qué venderle a los turistas.
Mi último día en Caracas, con un lluvia repentina y atroz, que solo se ve en las regiones tropicales, complicó aún más el tráfico caraqueño, mi taxista me avisa que llega 15 minutos después de lo prometido. Gracias a Dios había suficiente tiempo para regresar al aeropuerto.
Llegué al fin, me despedí del amable chofer para tropezar con amargados empleados de la línea aérea que me traslada. Había un error en mi pasaje: “no podemos hacer nada, lo toma o lo deja”, me dicen sin siquiera mirarme y menos con amabilidad. Parecen ya hartos de los mismos reclamos. Lo tomo, si me dejaran, quién sabe cuándo podría regresar.
Una fila que parece interminable nos chequea, hay solo 2 máquinas de rayos X. Veo arrumada a un lado, la costosísima inversión que, en una de escaneo corporal completo, hicieron hace unos años. Ni enchufada está. Eso sí, se respira ozono.
Logro pasar luego de casi una hora de colas, al área de tránsito. Busco chocolates y pregunto por el whisky que como de costumbre me encarga mi esposo, chocolates algunos, whisky de una sola marca y en una sola presentación, ya a punto de acabarse (no llega mucho, me dicen los empleados). No hay mucho en los estantes. No hay perfumes, ni maquillajes. No hay juguetes, ni la última tecnología.
Pregunto precios en una tienda de bolsos y billeteras. No es mejor comprar ahí... y eso que se supone no tienen cargados impuestos y es a dólar preferencial. Sale tan caro o más que comprar en el más fino centro comercial.
Muchos de mis más queridos afectos se quedaron allá, luchando contra la adversidad, muchos resignados a lo que les tocó vivir, lamento decirlo, otros no descansan y tratan de salir a flote, los más se quejan, hacen colas y desean que vuelvas pronto.

martes, 14 de octubre de 2014

Bitacora de viaje

Hoy, luego de meditarlo mucho y aunque tenía que ir, y no era cosa de pensar, emprendí mi viaje a Caracas.
 Milagrosamente, luego de entrar en las diferentes paginas web para conseguir pasajes, una madrugada, mi esposo, desvelado y preocupado porque no hiciera el viaje por tierra, consiguió un cupo aéreo. Fue una empresa de varios días, de llamar a distintas agencias y de vigilar por la web.
Tras algunas advertencias de mis mas queridos amigos, dentro de las cuales me llamó la atención pues es con quienes debo verme a mi arribo en Venezuela, esta misma semana emprendí viaje.
Día 1 El vuelo: estaba programado desde Barranquilla vía Bogotá, para salir a las 11:30: me avisan desde la linea aérea que me vaya mas temprano porque hay muchos retrasos por el mal tiempo y no podemos darnos el lujo de perder la conexión a Caracas, porque ya no quedan muchas ( textual de la chica al teléfono) y tampoco cupos...Así que aquí estoy 5 horas mas temprano, en el frío aeropuerto bogotano, escribiendo esta primera parte.
 A mi llegada a Maiquetía a pesar de venir en un vuelo repleto, donde no cabía un alma, la situación en el aeropuerto no es la misma, no hay aire acondicionado en lo que otrora fuera una terminal en extremo activa
Día 2 Caracas.Feliz de ver a amigos y familiares. La conversaciones giran alrededor de atracos, asaltos, chinkungunya, falta de medicamentos, escasés de pasajes.. Parece que no hubiera otro tema de conversación. Todos me piden que no salga de noche. Los precio, eso si que fue un impacto, todo al triple del año pasado. Mi mamá, sigue sin encontrar una medicina que yo no le pude traer desde Colombia por necesitar orden medica para comprarla.
 Día 3, Caracas el evento: Vine a un Foro de unos clientes de muchos años. Junto a mi equipo de toda la vida, logramos producir un evento con mas dificultades que de costumbre. El hotel bastante venido abajo, sigue tratando de sobrevivir de sus glorias. Para este año se pretendía contar con 2 invitados extranjeros, imposible llegar, no consiguieron pasajes. Tampoco 2 empresas del exterior que querían hacer presencia en la exposición comercial vinieron. Cancelaron. Sin embargo el animo de los organizadores no decae, enfrentan sus dificultades con el estoicismo propio de un  corazón valiente, como es el venezolano.
Estaré viajando el mismo día de la publicación por lo que el final del vajese los contaré en proximas entregas. Hasta ahora un dejo de nostalgia y tristeza me acompaña, al ver como se va desmoronando a pedazos un país que parecía inquebrantable.

@PilinLeon

Nota: estoy en un computadora en el hotel, tengo a mis espaldas un grupo que conversa de negocios con la comida que importarán, Es "El negocio" dicen ellos. y hablan de seguridad alimentaria como política gubernamental... Ironía.

 
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