viernes, 6 de diciembre de 2013

En animación suspendida

Pasan los días y parece que estamos en animación suspendida.
 Hoy no salí. Me quedé pegada al twitter, al Facebook y a las pocas noticias que ahora pasan por la tv por cable de Venezuela.
 Desde Colombia no me queda mas que pegarme al internet y esperar que algún canal de por aquí nos de luces sobre lo que pasa. 
Inútil buscar los canales venezolanos. Entre la autocensura unos y la dominación de los otros por el régimen, poca o nula crítica es lo que se ve o se oye. Y "óyeme tu" (diría un cubano), gobierno que no se pueda criticar o es Dictadura o no existe... y el de Venezuela existe, así que ustedes me dirán.
 Hoy aparte de algunos episodios de nubes en el cielo, el día, caluroso como siempre, no invitaba a nada, a salir mucho menos, demasiado calor. Pero tal vez soy yo que no puedo separar mi cabeza de las noticias que se avecinan este próximo 08 de diciembre. 
Yo no voto en estas elecciones - ¡hey, hey!paren ahí - en el exterior no se vota en elecciones regionales solo presidenciales y parlamentarias... Mosca por si acaso ya se iban a poner bravos conmigo. Siempre he votado, desde que soy mayor de edad, no he pelado ninguna...
Por eso me siento en animación suspendida, porque no me estoy preparando para el domingo, sino como espectador, porque lo que he podido hacer es invitar a través de las redes sociales, pero no en la calle, con pancarta, gorra tricolor y voces. Porque en las últimas dos elecciones un grupo de compatriotas nos organizamos para vigilar el voto aquí en Barranquilla y ahora solo escribimos y animamos a los demás , pero nosotros no vamos pa´la fiesta. Porque estoy segura que va a ser una fiesta para celebrar la caída ( en cámara rápida espero) del régimen nefasto que se ha apoderado de la vida y las conciencias de muchos, de los intereses (llamenos economía) de todo el país, haciendo de lo que no les pertenece uso y usufructo.
 Estoy en animación suspendida, pero en animación y eso quiere decir que no he perdido la esperanza de recuperar a mi país, devolvérselos a la gente, de verdad a la gente, no al grupito de gobierneros seudo socialista, comunistas otros, que han decidido entregárselo a los cubanos de Fidel ó guardárselo en sus bolsillos.
Mis manos claman por hacer, aquí estoy y por eso escribí estas, para que algo tengan entre los dedos. Mis ideas y mi amor por Venezuela.
Dejó en manos de los míos, ustedes, todo mi país, la oportunidad de ejercer por mi este domingo.. Voten y derroten a la opresión

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los que brillan y los apagones

Escribir estas líneas cada semana es un proceso muy dinámico, aunque se remita a sentarse en una silla frente a la pantalla del computador.
Comienzas muchas veces con una idea, una semblanza, o una añoranza, y los acontecimientos te llevan a variar tu idea o a cambiar el tema por completo. Como es el caso de estas líneas que hoy leen.
Pensaba en principio referirme al último concierto que dio Ricardo Montaner en Barranquilla, al que fui con un grupo de amigos y mi esposo, y que tantos recuerdo bonitos removió en cada uno de nosotros.
Por sobre el excelente sonido, imagen y montaje del maestro venezolano estaban los recuerdos de juventud del grupo todo. Cada canción de las del viejo repertorio acompañó en algún momento un amor o un desamor, una alegría o una vivencia. Y así, entre letras y melodías, todos cantamos acompañando al artista. Otros más osados se sabían también todas y cada una de las canciones del nuevo álbum y así pasamos una noche hermosa de brisa decembrina, bajo las estrellas de la Arenosa.
Disfrutando el concierto, me vino súbitamente una sensación de indescriptible nostalgia, tal vez asociada a esos hermosos recuerdos de juventud, pero sobre todo a los recuerdos de una juventud en Venezuela, de libertades y alegrías, de hermandades a pesar de lo político, sin persecuciones y sin miedo.
Y fue entonces cuando el gran artista, en medio de su concierto, pidió por el retorno de Venezuela a la armonía, a la paz y a la alegría, y yo no pude más sino romper en llanto.
Y es que las nostalgias son traicioneras y hacen pasar vergüenzas.
Y justo en medio de estas líneas, con las noticias en la mano, a tiro del celular, me percato del “alboroto” en las redes: Venezuela una vez más sufre un gran apagón eléctrico y 19 estados del país vuelven a quedar sin luz eléctrica.
Pánico en las redes, rabia en las palabras es lo que se percibe. Los amigos y compatriotas en Colombia y otras partes del mundo comienzan a pasar mensajes de texto informando de familiares y amigos que viven en los distintos estados víctimas del apagón.
Maduro, como de costumbre, estaba encadenado, tratando de explicar, o explicarse, cómo hacer para enfrentar el absurdo fracaso de las políticas económicas y el bendito (por no decir otra cosa) Plan de la Patria.
Alguien le informa (por fin se entera de algo) y no puede sino tratar de justificar la falla, y comenta que fue “un extraño apagón”, cuando lo más común en el país son los racionamientos y fallas, también en el sector eléctrico.
Porque lo verdaderamente extraño de Venezuela es el horrendo gobierno.
Me quedo con Montaner, que sí sabe hacer su trabajo, sus conciertos y su música.

 
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