Por supuesto no soy historiadora,
pero venezolana de pura cepa, que estudió los textos escolares que en aquellos
años 70’s eran el “coco” de muchos a quienes no les gustaba la historia. Yo no
estaba entre ellos.
Los años pasan y el gusto por la
historia patria más que perderse se agranda y curiosa reviso impresos e
internet con bastante frecuencia.
Hace un par de años el ejecutivo venezolano ordenó una investigación sobre las causas de la muerte de
nuestro Padre de la Patria, bajo la sospecha de una supuesta muerte por
envenenamiento. Lo que originó la exhumación del cuerpo de El Libertador.
De esa investigación, con toda la moderna
tecnología a la disposición (que no se usa en la investigación de los tantos
crímenes que ocurren diariamente en Venezuela) se emprende entonces un
reconocimiento antropológico que aunado
a un estudio morfológico, arrojan a un Bolívar que en principio sorprende por
su tez más criollizada de nariz más ancha y pobladas cejas.
Aclarando que
no voy a poner en duda la experticia de quienes realizaron estos estudios, solo
pudo dudar de las intenciones detrás del mismo, ya que para la época no solo de
su Gloria sino también de su descrédito,
no hubo retratista, famoso o no, que no quisiera plasmar su rostro y porte en
un lienzo, por lo que han quedado numerosas imágenes que se conservan a lo largo y ancho de la América
y del mundo
De estas obras de tan diversas manos, nos ha
quedado un gallardo y muy blanco Simón, hijo de criollos de la más probada
sangre pura española, de nariz aguileña como la viva estampa de sus antepasados,
nobles y grandes hombres de armas, que
vinieron a poblar los reinos de la América recién descubierta y reclamada por
la corona como su territorio.
Es este el Bolívar que libertó luego el
continente de sus propios ancestros, quien ahora posee una ancha nariz,
pobladas cejas, con el rosto y ojos marcado por arrugas, tal vez pensadas en
función a sus grandes retos y hazañas, pero sin rastros de canas, quien sabe si
atribuido a la temprana edad en que murió.
Es este “nuevo
rostro” del Libertador el que ha generado toda una suerte de críticas positivas
y negativas por las presunciones que se hacen de las razones por las cuales fue
ordenado su estudio. Muchos aseguran que fue un intento desesperado por acercar
la imagen a los antojos del Presidente venezolano y otros mas indulgentes
hablan de los éxitos de la ciencia forense venezolana (insisto, que necesitamos
esta ciencia nueva para la solución de los miles de crímenes que al año se
cometen en el país).
Pero para
ser franca, esta nueva imagen es muy parecida a la que ya teníamos.
Por eso, yo me quedo con los retratos de los
grandes pintores coloniales, esos que persiguieron la vida del Padre de la Patria,
los que lo conocieron, vieron y auparon sus hazañas, los que conversaron con él,
lo que capturaron la esencia del gran hombre, del estadista, del guerrero, del
político, pero también el ser humano que fue, que amó, que bailó, que enamoró y
que en la historia dejo enormes rastros de sus pasos.
Mi Bolívar
nunca fue un desconocido.. Yo siempre supe como era su cara.
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