martes, 27 de marzo de 2012

Tiempos de Dictadura

Recordando las historias que me contaba mi abuela del tiempo del dictador Marcos Pérez Jiménez, salvo el aparte de las macro obras que acometió y llevo a cabo, siempre me vienen a la memoria algunas en particular.
Recordaba mi abuela no con cierto dolor, a pesar del logro de su gestión , cuando preso uno de sus hermanos por el régimen (ya que era un ferviente opositor y militante del parido Acción Democrática) llego ella a la ya  legendaria Seguridad Nacional y la conducen a los calabozos, donde debía buscar a mi tío. Paso varias veces frente a él sin reconocerlo, buscándolo con desesperación, pensando que ya podía ser tarde para sacarlo de ahí. Al cabo de varios minutos, que le parecieron eternos, una voz débil proveniente de un cuerpo delgadísimo (mi tío siempre fue un hombre fuerte) y una barba de muchos días, reconoció por fin los ojos claros y su forma de decir Carmen Elena…Logró por fin sacarlo del país a un exilio muy doloroso (pero no carente de lucha) en México.
También me contaba como una vez transitando por Caracas con mi mamá adolecente en el carro con ella, la pararon en un puesto de control de los que había por toda la ciudad.
Cuenta que si bien mantenían a raya a los “malandros” la gente igual les tenía mucho miedo a los uniformados de la seguridad ciudadana. No sin culpa, mi atrevida abuela protestó al interrogatorio, que en términos agresivos, se llevaba a cabo. Cosas como: “¿pa´donde va la señora a estas horas? Y “¿el marido suyo la deja salir de su casa sola?” oyó de las bocas de los funcionarios. Ella en atrevida iniciativa, llevaba panfletos con mensajes anti gobierno, escondidos en un dispositivo debajo de su carro.
Con el miedo de ser descubierta, pero a sabiendas de que estos policías no sabían lo que portaba, los reta con todo el valor de cual siempre hizo gala y como respuesta les dice que su marido está trabajando, que es piloto, pero no es quien para decirle pa´donde va o que hace ( siempre muy adelantada a su época) así que “ ella va a seguir su camino”, a lo cual estos mal educados policía de la época la retan también con aplicarle la “ley de fuga” si ella avanza.
A riesgo de, mi abuela hace que mi mama se esconda en el piso del carro y les responde “háganlo si se atreven”…
 Gracias a Dios no se atrevieron... pero esta ley de fuga, permitía a los policías, militares y seguridad nacional disparar contra quien no obedeciera una voz de alto.
Tal vez fue la mano de Dios, pero nadie se salvaba por aquello días si se le amenazaba con la aplicación de  esta ley, que no solo era para delincuentes sino que cualquier ciudadano podía, en tiempos de dictadura, perder la vida bajo la aplicación de la mencionada ley
¿Cuál es la diferencia entre esos sucesos en los años de Pérez Jiménez, dictador sin cuestionamientos, y la muerto de la hija del cónsul de Chile en Maracaibo, quien pierde la vida de manos de funcionarios policiales solo, porque el carro en el que viajaba no se detuvo ante un semáforo en rojo? A pocos metros de su casa, una noche cualquiera...
Los ciudadanos en Venezuela, ya viven con tanto temor a la delincuencia que ni siquiera se detienen ante una luz roja en la noche ante el temor de ser interceptados por maleantes que estén a la espera de la oportunidad. Esta es una realidad...
Y ustedes me dirán si  no es un delito no detenerse, pues si, pero ¿quién no quiere resguardar su vida primero? En este caso esto no sucedió.

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