Al igual que la mitad de
Venezuela, el resultado de los comicios del domingo 07 de octubre me
entristecieron profundamente, no solo por el desencanto de haber perdido, sino
por la frustración que causa no haber llegado a la mayoría con el mensaje de
progreso que llevaba el candidato Henrique Capriles.
Gano la mentira, y no porque yo
lo diga, sino porque los números así lo muestran. Una mentira avalada con
dádivas a los más necesitados, que ven en estos pequeños regalos la solución de
sus problemas, pero que a la larga son solo un trapo en los ojos que no les permiten
ver más allá.
Para ellos, sus problemas, que si son muy
grandes, son solucionados temporalmente con una promesa y una bolsa de comida,
que no durará mas de 3 días, pero tal vez es mas de lo que han tenido en mucho
tiempo, tiempo en el cual el mismo presidente ha gobernado en sus vidas. ¡Lastima!
Vimos una campaña de Capriles repleta
de buenas intenciones y otra por parte del candidato de gobierno repleta de
dinero y abuso de poder. Y como lo dijo el líder opositor Ramón Guillermo
Aveledo “este es un gobierno con superávit de recursos y déficit de escrúpulos”
refiriéndose a las prácticas del aparato gubernamental venezolano.
Yo quisiera hacer aquí otra
lectura que me alienta profundamente: El trabajo se hizo limpiamente por parte
de quienes nos oponemos al presidente. Se pensó en el futuro y en el progreso
de todos en una Venezuela unida, y eso dio frutos. La abstención se redujo a
cifras históricas y esos que antes no votaban salieron a hacerlo por Henrique Capriles.
La brecha se acortó. Ahora el
Comandante tendrá que gobernar por los próximos 6 años sabiendo y con números
en mano que la mitad del país, que no es una tontería, le reclama sus abusos,
le reclama la violencia, le reclama empleo.
Barranquilla dio la cara y quienes escogimos
esta calurosa ciudad ( en cariño)como nuestra casa, le dijo si al camino del
progreso.
Nos sigue quedando trabajo por
hacer. Ahora los venezolanos nos enfrentaremos a las elecciones de Gobernadores
y Alcaldes. No debemos bajar la guardia. No debemos perder espacios.
La democracia no es solo una expresión pintada
de elecciones. La democracia es el día a día, la separación de poderes, la
igualdad para todos, la cárcel para los corruptos, la libertad para el
ciudadano.
No se dejen engañar quienes ven a Venezuela desde
afuera. Recuerden que en Cuba también hacen elecciones.
A mis compatriotas, sigamos
luchando sin abandonar el camino.
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