miércoles, 27 de febrero de 2013

Gobierno Desgobernado


Increíble que aún, luego de más de 2 meses, el tema de la ‘salud’ del comandante presidente Chávez siga siendo tema de primera línea, no solo en la prensa y medios venezolanos, sino en muchos más a nivel internacional.
Y es que hasta el momento no se tiene, a pesar de tantas y tantas líneas escritas, ninguna certeza del estado real de su salud.
Siguen las declaraciones etéreas, por así decirlo, de los jefes chavistas con acceso al enfermo. Frases como “está superando la gravedad” o “el compromiso de sus pulmones es importante” es lo más cercano a un reporte médico que se ha dado.
Nadie, exceptuando al Vicepresidente, el Presidente de la Asamblea Nacional, sus hijos y los Castro lo han visto. Evo Morales hizo el intento y ahora Correa dice que lo visitará tal vez con la misma suerte: no lo dejarán ver.
Ante tanta incertidumbre, lo único que se le ocurre a Maduro es declarar reuniones de más de 5 horas (con un paciente de semejante gravedad), versión que fue muy fácilmente desmontada por uno de los dirigentes opositores al demostrar que dicha visita no duró más de una hora.
Ahora también Diosdado Cabello (presidente de la Asamblea Nacional) asegura que el Comandante se podrá juramentar ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) cuando este lo decida, y a coro con el Vicepresidente asegura que Chávez está en plenas funciones como Presidente Constitucional. Dudo mucho de esta versión, creo más lo que a simple vista está. Un grupo, muy reducido eso sí, de jefes chavistas que están deshaciendo aún más un país golpeado por un gobierno absurdo y contradictorio.
Grave la mentira recurrente. Lo absurdo de la fijación por el poder que lleva a querer engañar, no solo a los adversarios, sino a toda la fiel masa que desde sus inicios ha seguido a Chávez, no solo como proyecto político, sino casi como una religión, por lo que se les hace difícil cuestionarlo, criticar o ver más allá de las frases bien trabajadas para aumentar el mito.
Es por eso que el misterio, bien manejado, asesorado maliciosamente por los Castro, sigue al pie de la letra la máxima de hacer de la figura del Comandante convaleciente un mito, una religión, una Evita Perón de tiempos más modernos, con el único propósito de perpetuar el proyecto de apoderarse de un país, para beneficio de unos pocos, entre ellos los hegemónicos gobernantes de Cuba.
Devaluación, inflación, récords de violencia, motines carcelarios y desabastecimiento son signos que ha marcado este absurdo gobierno, desgobernado por el convaleciente y llevado por los pelos por su descendencia política.

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