Hace algún tiempo vengo luchando con el peso. No solo es
estética sino ya un problema de salud, porque esos “kilos de más” afectan desde
la química sanguínea, con lo que afectan el corazón, sino también
articulaciones, columna y sobre todo rodilla y los pies (en mi caso)
Así que decidí, con
la ayuda convincente de mis análisis de sangre y mi médico, que aparte de hacer
una dieta saludable, debería aumentar las horas de ejercicio (o empezar a hacer
ejercicio en serio para ser más honestos)
Así que dispuesta a
ello, comencé. Poco a poco a caminar, en un parque cerca de mí casa.
Poco a poco fui aumentando
el tiempo del ejercicio. Empecé con 30 minutos y ahora ya hago 1 hora diaria,
menos martes que hago ½ hora de elíptica y a los viernes le sumo 1 hora de
yoga.
Ahora que ya disfruto más
mi tiempo conmigo y con el ejercicio, así que cada día me reto un poco más.
A esa hora en donde caminaba 5 km se ha convertido en 1 hora donde ahora mi
ruta es de 6 km. Estoy feliz con mi progreso.
He bajado en 1 mes 5
kilos y aunque aún me falta mucho, porque fueron muchos años de inactividad,
cada día me siento mejor y con más ánimos para seguir adelante.
Este disfrutar de la vida sana, me permite entre otras cosas
distraerme con la vista del paseo, la gente que se reúne en el parque, los que
llevan a sus perros, hermosos ejemplares de todas las razas y sin razas,
inteligentes y divertidos.
Los niños que juegan en las canchas y los adultos que más
tarde llegan a usarlas.
Pero de las cosas que más me ha llamado la atención es que aparte
de los pocos grupos, siempre los mismos de niños jugando futbol sala, o vóley
bol en arena, el resto de los niños en su gran mayoría ¡recorren en parque en
vehículos eléctricos!
Mientras los adultos,
sufren los estragos del colesterol y los triglicéridos, y los caminan a ver si
en la próxima consulta el médico nos felicita por la labor cumplida tenemos a
nuestros hijos en su gran mayoría en vehículos que no le proporcionan ningún
beneficio al organismo, más que un leve diversión ocasional (que está bien,
divertirse también cuenta)
Pero lo que más llamó mi atención fue el gran número de vehículos
donde el ejercicio no es para nada necesario y que son ahora juguete predilecto
de padres e hijos.
Ojalá todos esos
niños hayan tenido, ese mismo día, su ración de quema de calorías, su ración de
quema de energías, de activación cerebral con endorfinas producto de la actividad
física, y no solo estemos viendo la generación de los flojos
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