lunes, 14 de noviembre de 2011

Reunidos en el Exilio

Encontrarse con unos compatriotas en el exilio, voluntario o no, resulta siempre una experiencia contradictoria.
Por una parte la alegría de compartir con gente de tus mismas costumbres, tu mismo acento, casi las mismas expresiones para nombrar las mas usuales e inusuales cosas, como ciertas experiencias similares de cómo y por qué abandonaste tu país en busca de – y aquí empiezan a variar las historias- mejores oportunidades, seguridad para ti y tu familia, huyendo de un régimen que te persigue y largos etcéteras, porque cada quien le pone nombre a su necesidad.
 Les cuento esto porque asistí en calidad de mirona (no de espectadora, ni de público, porque para esto hay que tener algún conocimiento) a un torneo de Golf en un club en las afueras de Bogotá.
La invitación la hacía un grupo llamado Corporación Venecos, a la que pertenecen varios amigos por supuesto venezolanos, radicados en Bogotá.
El encuentro resultó agradable, lleno de compañerismo, remembranzas, reencuentros, degustación de típicos platos de la gastronomía venezolana, empezando por el tan añorado casabe, aderezados por esos sentimientos que ocurren cuando un grupo de personas, con historias bastante comunes se reúnen en un mismo sitio
Pero creo que en el fondo lo mas significativo de todos las emociones fue la sensación de un país que por primera vez en la historia debe experimentar lo que es la emigración, hacerse de un nuevo país como suyo, acostumbrarse a sus costumbres, integrarse a su cultura por mas parecida que esta sea a la nuestra. Estudiar su historia por mas común que esta nos sea. Aprender su idioma, aunque sea el castellano común de nuestra América Latina, porque no hay mas diferencias que en el propio lenguaje coloquial de nuestros pueblos (aunque hablemos el mismo idioma a veces no nos entendemos)
Es ahí cuando empezamos a extrañar, y no porque no nos hayan recibido con las manos abiertas y como muchos de mis nuevos amigos venecos me comentan, con las ansias de la experiencia vivida, para aprovecharla e incorporarla y hacerla un elemento mas de este desarrollo que está viviendo nuestra casa de acogida, sino por la tristeza de lo que fuimos en un país de pujanza, de avance, que se dejo vencer y cegar por unas promesas escritas en un bloque de hielo, vociferadas como máximas que se llevó el viento en manos de un manipulador de emociones, que persigue convertir a una Venezuela grande en un país empequeñecido y cabizbajo.
Pero tenga la  seguridad, usted e ahora dirige el gobierno y los destinos de mi país,  que desde dentro o fuera del territorio nacional, cada venezolano pensante y consciente no va a seguir permitiendo que eso ocurra, porque lucharemos con las armas de la justicia y la ley para recuperar el país grande y de todos que siempre fuimos

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