jueves, 4 de junio de 2015

Para descargar la tristeza e indignación.. (no se lo tomen personal, es solo un ejercicio)

Confieso que hay cosas y situaciones que le ponen a uno de muy mal humor, aunque uno trate de que las cosas no te afecten.
 Desde ayer, pegada al twitter y al FB para conocer que estaba pasando en la Alcaldía de Mario Briceño Iragorry  (El Limón, al ladito de Maracay), me causaba estupor las acciones que un grupo de desadaptados acometieron contra los funcionarios y la edificación. El colmo: arrojaron de un segundo piso a un fotógrafo adscrito a la alcaldía, porque los estaba grabando. Salvajes, eso es lo que son.
Hoy otra noticia que me dejó en el más criollo de los refranes "con la empalizada en el suelo": Mataron a un niño a batazos por robarle su equipo de juegos de video, dentro de su propio apartamento.
Esto levantó una alarma (otra más) dentro de mi sistema de tolerancia.
Hasta dónde puede llegar la anarquía, la delincuencia y la maldad de la gente. ¿En dónde perdimos la cordura? ¿Desde cuándo nos volvimos de palo o de chicha?
 Dios, en un país, que si bien no era perfecto, cosas como estas eran raras, si pasaban, pero no con la frecuencia que lo vemos y lo leemos, lamentablemente solo por redes sociales, porque la mayoría de los medios están secuestrados, no solo por un papel gubernamental, sino también por el miedo.
Muchos de los que no vivimos ya en Venezuela nos escandalizamos y nuestras familias nos dicen que sufrimos del síndrome del exiliado: aquel que ve desde fuera tomas más terrible, más feo, más grande. Por eso insisto que a muchos tanto desastre se les volvió cotidiano o es su desesperación están en negación desde los más acérrimos opositores hasta los más terriblemente ciegos chavistas.
No ven??? No lo puedo creer.. La descomposición es a galope. Y con esto no quiero decir que todos deben salir corriendo, pero por lo menos no negar que la cosa está en un grado tal que es imposible vivir "normalmente" aunque se vaya viendo mientras va viniendo...como muchos me responden cuando los increpo.
No estoy alejada de la realidad. La veo y la sufro. Tengo mucha familia y amigos con los que me comunico a diario.
Un ejercicio para descargar el alma. Pido a Dios todos los días por los más indefensos, por los valientes, por los presos, por mi gente por ti que no te conozco.

Protégelos Señor Rey de los Cielos 

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