miércoles, 31 de agosto de 2011

Seguimos en retroceso


Ya he confesado, no solamente de manera expresa, sino que ustedes han tenido oportunidad de apreciar, mi gran dificultad y hasta torpeza para escribir, no solo porque aunque practico y practico termino escribiendo con dos dedos (índices para mayor referencia) sino que los tópicos que quiero en estos tiempo compartir con todos mi amables y pacientes lectores, tienen que ver con mi amada patria Venezuela, de la cual provienen muchas malas noticias.
Es difícil confesar públicamente y mi dedos torpes tiemblan más ante las cifras de homicidios e inseguridad de un país que se calificaba hasta hace pocos años, aunque muchos para quienes ya estamos hasta aquí (imagínense mi dedo que sube y se posa en mi frente y sigue a mano completa hasta más arriba de la coronilla), de un gobierno ineficaz, con marcado tinte comunista, donde la autocracia es la forma de gobernar y la corrupción está a la orden del día.
Para muestra: en las últimas 36 horas y solo en Caracas se han registrado  más de 47 homicidios, en lo que va de año más de 3.600 muertes violentas en la misma ciudad.  Hace doce años estas estadísticas arrojaban 8 homicidios por cada 100 mil habitantes, hoy la cifra de 48 por cada 100.000.
¿Qué nos dice eso? ¿No nos ponemos a temblar todos ante tales tragedias? Aunque no tengan ustedes que escribir estas líneas, nadie puede ser indiferente a esto y mis nervios mucho menos.
Hace apenas unas semanas conversando con un amigo periodista colombiano, dedicado a la fuente del entretenimiento, me confesaba que aunque tiene familia en Venezuela nunca había visitado la capital, pero que sus mismos allegados y familiares le recomendaron no ir, ellos han sido víctimas de hampa, gracias a Dios sin pasar a mayores, pero que no se lo recomendaban.
Cuantas veces he oído eso en estos últimos meses. Da mucha rabia y tristeza, no por quienes apreciando la integridad de un ser querido le aconsejen tales cosas, sino porque eso no debe ser así, porque eso no era así, a pesar de los cientos de errores que podamos achacarle a quienes tuvieron en sus manos la conducción de los destinos del país antes de este nefasto período.
Las falsas promesas se han vuelto humo antes las realidades. ¿Dónde están las casas de la misión vivienda? ¿O es que piensan encontrarlas en las que son propiedad de quienes con esfuerzo han logrado comprar alguna o tienen una segunda propiedad para su beneficio? ¿Hay algo de malo en eso? ¿Qué de malo tiene comprar un apartamento extra para el hijo que está por graduarse y se le quiere dar techo? ¿Dónde están los productos que han ido desapareciendo de los supermercados? ¿Y la inflación? Sigue disparada, aunque por supuesto toda la culpa es de los “escuálidos y del imperio” o de la cuarta o ya será hasta de la tercera república, porque si seguimos así en cualquier momento el Comandante Presidente se pelea en su mente con los próceres, y también le echa la culpa a ellos. Dígame si descubre que nuestro Libertador era un burgués mantuano de “las mejores familias y más adineradas de Caracas”.
Señores, de verdad no le voy a pedir a este gobierno que haga más nada, ya hace rato que sabemos que su única y verdadera misión es perpetuarse y adoctrinar a los que se pliegan a ellos en este proyecto seudo marxista-comunista, del Siglo XXI que más parece del IXX.
Espero superar no solo mi propia torpeza sino los límites de atraso en los que hemos venido cayendo cada vez con más rapidez.

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