miércoles, 10 de julio de 2013

No Hay Manera

No hay manera de dejar de hablar de la escasez y la violencia en Venezuela.
Cada vez que abro una página de diarios de Venezuela, o portales independientes me encuentro con lo mismo: muertos y más muertes producto de la delincuencia, que no tiene reparo el llevarse una vida con tal de llevarse un carro o un reloj.
Pero los que sí no pueden llevarse lo que quieren y por supuesto, no se llevan una vida ajena, porque la vida se los está llevando a ellos, son los millones de venezolanos que día a día recorren kilómetros en busca de alimentos o medicinas, y eso sí tiene tiempo, porque para el trabajador de horario no es mucho lo que le queda para hacer colas, o ir de un lugar a otro y procurarse lo que necesita.
Por si eso fuera poco, no solo se enfrentan a que no haya el producto, sino que también enfrentan la inhumana realidad de que, aun teniendo trabajo, lo que ganan no les alcanza para comprar todo lo que necesitan, e insisto, si lo que necesitan lo encuentran.
Y en eso dejan la vida, trabajando para medio vivir, y los más afortunados viven pero hasta ahí, procurándose, no solo con parte de sus ingresos las compras de rutina, comida, medicinas, ropa, sino que también deben pensar en proveerse de seguridad, para lo cual fortifican sus viviendas, sean o no propias, blindan sus carros, los afortunados que los poseen; no salen de noche, porque aparte de los racionamientos que debe sufrir el comercio en energía, no es seguro andar muy tarde por la calle.
Las morgues en todo el país baten récords de ingresos, y en una medida desesperada, solo sintomática del gobierno nacional, lanza a la calle a cuerpos militares para garantizar la seguridad pública y urbana, con un saldo terrible, lamentable, que ha conmocionado a toda la opinión publica venezolana: una madre y su hija de 13 años muertas, las otras dos heridas, por un acto que han calificado de “error” y que el resto del país califica como asesinato.
Este es el resultado de la improvisación, del desconocimiento, de la incapacidad de resolver el problema desde su raíz, aplicando soluciones efectistas que solo llevan a tragedias como esta.
No hay manera de que estos corruptos e ineficaces dirigentes de los destinos de mi país, luego de 15 años de una tras otra demostración de desidia e ineptitud, puedan a estas alturas resolver nada. No hay manera de que lo hagan.

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