Mas casos de secuestros exprés se
presentan en la ciudad capital y ahora por centenas, con el agravante de la
denuncia que está a vox populi, de que muchos de estos delitos son cometidos
por uniformados de la seguridad pública. Si amigos, con chapas de identificación
en el pecho, impunemente atracan y secuestran a cualquier civil que, según sus
pesquisas, resulte económicamente viable.
Se han llevado sus chascos pues muchos que lo parecen,
ya no son los ricos de antes y han tenido que transarse por sumas que no
alcanzan ni el 10% de lo que pedían originalmente por el rescate, así lo reseña
el periodista Nelson Bocaranda en su columna semanal.
No se imaginan el susto, con
tanta familia viviendo en sobre todo Caracas y otras ciudades venezolanas.
A todo este constante temor por la
criminalidad desatada y la impunidad creciente, se suma la incertidumbre en un
país con un presidente que gobierna desde un país extranjero. No es
precisamente la forma como la primera autoridad del país deba ejercer su cargo.
Súmese a esto la cantidad de rumores desde el
nombramiento del Consejo de Estado. Se volvió a activar la rumormanía a grados
superlativos, donde cosas como que Chávez no vuelve, autogolpe, divisiones
entre el PSUV, candidatos suplentes del líder enfermo y demás argumentos se
dejaron colar entre las bocas de toda la nación.
Es así como ante una inestabilidad política
tan latente, un presidente enfermo gravemente, acusaciones de narcotráfico a
altos funcionarios, escases de medicamentos esenciales se desarrolla el
cotidiano venezolano.
Siguen encarcelados los presos políticos,
jueces y cualquiera que le moleste al gobierno. Hay denuncias de autocensura en
los medios por parte de algunos periodistas que por supuesto se quejan de que
no se les permite ejercer su función libremente.
Por otra parte las dádivas a mano
suelta que entregaba el Comandante, a todo cuanto país viera con cierta
simpatía, parecen haber disminuido. Las reuniones de Unasur han cesado (por
ahora). Imagino que los acólitos del líder estarán buscando apoyo bajo cuerda,
ante una inminente ausencia definitiva
de su mentor(por supuesto) y en franca pugna entre ellos mismos a ver quién
hereda el trono.
Este es el panorama de un país
que hace 30 años ni por asomo alguien, ni el mas iluminado pronosticador
hubiera advertido una debacle similar.
Pasa de todo y como en una piñata a la que le
dan palo, para que caigan los juguetes a ver quien agarra más.
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