miércoles, 9 de mayo de 2012

Como en Una Piñata


        Mas casos de secuestros exprés se presentan en la ciudad capital y ahora por centenas, con el agravante de la denuncia que está a vox populi, de que muchos de estos delitos son cometidos por uniformados de la seguridad pública. Si amigos, con chapas de identificación en el pecho, impunemente atracan y secuestran a cualquier civil que, según sus pesquisas, resulte económicamente viable.
 Se han llevado sus chascos pues muchos que lo parecen, ya no son los ricos de antes y han tenido que transarse por sumas que no alcanzan ni el 10% de lo que pedían originalmente por el rescate, así lo reseña el periodista Nelson Bocaranda en su columna semanal.
No se imaginan el susto, con tanta familia viviendo en sobre todo Caracas y otras ciudades venezolanas.
     A todo este constante temor por la criminalidad desatada y la impunidad creciente, se suma la incertidumbre en un país con un presidente que gobierna desde un país extranjero. No es precisamente la forma como la primera autoridad del país deba ejercer su cargo.
       Súmese a esto la cantidad de rumores desde el nombramiento del Consejo de Estado. Se volvió a activar la rumormanía a grados superlativos, donde cosas como que Chávez no vuelve, autogolpe, divisiones entre el PSUV, candidatos suplentes del líder enfermo y demás argumentos se dejaron colar entre las bocas de toda la nación.
         Es así como ante una inestabilidad política tan latente, un presidente enfermo gravemente, acusaciones de narcotráfico a altos funcionarios, escases de medicamentos esenciales se desarrolla el cotidiano venezolano.
       Siguen encarcelados los presos políticos, jueces y cualquiera que le moleste al gobierno. Hay denuncias de autocensura en los medios por parte de algunos periodistas que por supuesto se quejan de que no se les permite ejercer su función libremente.
    Por otra parte las dádivas a mano suelta que entregaba el Comandante, a todo cuanto país viera con cierta simpatía, parecen haber disminuido. Las reuniones de Unasur han cesado (por ahora). Imagino que los acólitos del líder estarán buscando apoyo bajo cuerda, ante una inminente  ausencia definitiva de su mentor(por supuesto) y en franca pugna entre ellos mismos a ver quién hereda el trono.
        Este es el panorama de un país que hace 30 años ni por asomo alguien, ni el mas iluminado pronosticador hubiera advertido una debacle similar.
          Pasa de todo y como en una piñata a la que le dan palo, para que caigan los juguetes a ver quien agarra más.

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