miércoles, 30 de enero de 2013

Esto no tiene Nombre


Pensando en lo que hoy iba a compartir con ustedes, me paseaba por varios títulos para poder darle inicio a estas líneas.
Entre los que pasaron por mi cabeza estaban: Cárceles = pena de muerte, El conflicto armado entre rejas, Escuela para delincuentes, entre otros, porque lo que hemos venido conociendo acerca de la situación de las cárceles en Venezuela es verdaderamente espeluznante
Aparte del poder grosero y evidente que ejercen los ‘pranes’ –suerte de capos de las bandas conformadas dentro de los recintos carcelarios, con tentáculos que llegan hasta el exterior– está la ineficiencia mayúscula demostrada por el Ministerio de Asuntos Penitenciarios para dar solución a los conflictos, hacinamiento y demás violaciones no solo a los derechos humanos de las personas recluidas, sino poner fin a las actividades delictivas de quienes han sido condenados a reclusión.
Es así como de cada alteración de la paz dentro de las cárceles, vemos como son los presos (o privados de libertad, como ahora debe llamárseles) son poseedores de armamento de alto calibre, con lo que pueden someter no solo a otros ‘privados de libertad’ sino a policías y guardias nacionales, creando tal caos y anarquía, que con cualquier minúsculo intento de poner orden, por parte de las autoridades, se crea una batalla tal que los muertos ahora se cuentan por docenas, provenientes de cada confrontación.
¿Cómo llegan tales armas a estos individuos que están bajo custodia, encerrados en estas cárceles?¿Cómo, si se supone que a cada familiar o amigo que llega de visita lo requisan de tal manera que ahora existen denuncias de hacerle a las mujeres incluso inspecciones vaginales, para evitar que penetren al recinto con materiales o sustancias prohibidas?
¿Quién o quiénes son los cómplices del tráfico de armas dentro de las cárceles?
Ya se cuentan por cientos las muertes violentas bajo la vigilancia de la actual ministra. ¿Qué hará, aparte de seguir clausurando cárceles y trasladando presos?
Por eso, al tratar de darle nombre a esta situación, me encuentro que nada calza con tales atrocidades y violaciones.
Las cárceles terminan siendo sentencias de muerte para los más débiles.
Guerra armada para presos, policías y guardias nacionales.
Escuelas de delincuencia para aprender a mejor delinquir.
O lo que finalmente queda como conclusión: una muestra más de la enorme ineficiencia del gobierno revolucionario chavista.

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